MARIANO GONZALEZ MANGADAren poema

  No puedo resignarme.

  No me trago el ser inacabado,

   tan trozo y tan esquina,

  con el barro anudado en las rodillas.

  Ni quiero paz a puños guardada en el bolsillo

  si se me está cayendo a cada paso.

  Ya estoy harto de estar en la ventana

  esperando a lo menos ver tu sombra

  cuando te va siguiendo como un perrillo atado.

Es duro aguantar ante las cosas

cuando pasan y pasan sin que uno te comprenda

-parece todo igual si tú no estuvieras-.

Y este ser siempre de noche en plena calle,

o el amargor de vislumbrarte a medias

como un susto en un trago,

o el cruzarnos los hombres como barcos extraños

mirándonos el cuerpo.

Asómate a tu puerta y oye el gemir del mundo:

como una sierra vieja,

como un fuego sin fuego,

como la lata rodando tristemente

por la triste pendiente de la noche…

No puedo resignarme.

Por tu culpa.

No puedo.

                                                                          Zure ONDARROAKO LAGUNAK